jueves, 1 de agosto de 2013

Homenaje a Julio Mauro Golderos.

Escribir sobre Valenzuela de Calatrava, y sobre todo conocer su Historia, es escribir también sobre las personas que han hecho posible que esa Historia, que nuestra cultura y tradiciones, se conserven y se conozcan, por ello no puedo dejar de hacer aquí un pequeño homenaje a una gran persona y un buen amigo que por desgracia nos ha dejado recientemente y de forma repentina, una persona que quiso mucho e hizo mucho por nuestro pueblo: Julio Mauro Golderos.
Somos muchos los que coincidimos en que Julio era una de las personas que más sabía sobre nuestro pueblo, sobre sus gentes, su Historia y sus tradiciones; tanto por los cargos que ocupó en el Ayuntamiento como por su gran cultura y permanente voluntad de aprender cada día, Julio era toda una eminencia por todo lo que sabía sobre el pueblo y en general sobre toda la provincia.


Julio Mauro saluda al obispo de Ciudad Real,
Antonio Algora.

La familia de Julio ha sido una familia influyente en el pueblo a lo largo de los dos últimos siglos, los Mauro, antepasados de Julio, procedían de Medina de Rioseco (Valladolid), vinieron a Almagro a principios del siglo XIX para ejercer como médicos y acabaron asentándose en Valenzuela al calor del proceso desamortizador de la tierra que se estaba llevando a cabo durante esas décadas. La mayoría de los Mauro fueron alcaldes del pueblo e incluso hubo algún diputado provincial. La abuela de Julio, Dña. Leandra López López, fue una mujer que ayudó a las familias más pobres del pueblo y por ello el Ayuntamiento la homenajeó en 2004 poniéndole su nombre a la calle donde vivía; el tío de Julio, D. Francisco Mauro López, fue una persona muy culta y primer alcalde de la II República, y su padre, Ángel Mauro López, es uno de los que más tiempo ha ocupado la alcaldía, y en unos años difíciles como eran los de la posguerra ayudó a mucha gente salvando a muchos de nuestros vecinos de la represión franquista.

Casa de la familia Mauro, en la Plaza de la Constitución.

Julio Mauro no pudo estudiar como si que hicieron sus hermanos en Madrid debido a sus problemas de salud, su ceguera fue aumentando con el tiempo y llegó a ser total en sus últimos 30 años de vida, sin embargo eso no era impedimento para que se moviera libremente por el pueblo y nos conociera a todos solo con oír nuestra voz cuando le saludábamos, se nos va a hacer muy raro no verle más en la Plaza de la Constitución saludando y charlando con todo el mundo, deleitándonos con su sabiduría y todas las anécdotas y “chascarrillos” que se sabía a todos los que nos gustaba conversar con él y tan grata, interesante y amena se nos hacía su compañía.
La dedicación principal de Julio fue la administración de las tierras que heredó de su padre, sabía tanto de campo que muchos lo definían como un verdadero “catastro”, conocía todos los caminos, cerros, terrenos, y parajes del pueblo, además de a sus propietarios. Al igual que también era raro el pueblo de la provincia que le nombrases del que no supiese algo interesante y sobre todo en el que no conociese a alguien o tuviese amigos.
La política local fue su otra su gran pasión. Concejal durante 32 años – y no 23 como dijo el Diario Lanza en el artículo que publicó tras su muerte – y 2 de alcalde, Julio estuvo dedicado a servir a su pueblo desde 1979 hasta 2011, prácticamente toda la democracia. Tras una primera etapa de concejal, en 1983 Julio se convirtió en alcalde de Valenzuela, el 5º de la democracia, a él le debemos por ejemplo y entre otras muchas cosas la celebración del Pregón como acto de inauguración de las Fiestas Patronales. A partir de las elecciones de 1985 Julio unirá su devenir político al PSOE de Valenzuela y será teniente alcalde hasta su retirada definitiva de la política en 2011.

Gobierno local y funcionarios del Ayuntamiento en 1988. 
Julio Mauro es el 4º por la izquierda.

He de decir que por tratarse de un pueblo pequeño en el que todos nos conocemos y sobre todo por amistad con la familia, mi relación con Julio puede remontarse a prácticamente mi más tierna infancia, durante su alcaldía (1983-1985) yo era un niño que cursaba EGB en un colegio de Manzanares y pasaba las vacaciones y la mayoría de los fines de semana en Valenzuela, sin embargo será conforme crezca y sobre todo conforme desarrolle mi afición por la Historia en general y la Historia local en particular cuando nuestra relación se vaya haciendo más estrecha. Julio me felicitó por mis primeros artículos en el periódico local, y desde entonces se convirtió para mí en un referente a la hora de investigar y saber más sobre la Historia de nuestro pueblo, al igual que también lo fue Juan José Malagón, otro amante del pueblo y de la Historia (y al que también debo un homenaje), es por ello que muchas veces antes de investigar un tema acudía a él en busca de consejo, el siempre me proporcionaba datos valiosos, me guiaba donde tenía que buscar más información o con quien debía hablar de un determinado tema, tanto es así que cuando mis amigos me preguntaban de donde iba a sacar la información para escribir sobre tal o cual tema en plan de broma yo siempre les respondía que lo primero que haría sería consultar en el “Joogle”. Cuando iba a algún archivo histórico en busca de información Julio siempre me preguntaba y se interesaba por lo que había encontrado, pidiéndome incluso copias de muchos documentos que él quería tener y que luego me pedía que le leyese una y otra vez. Siendo teniente alcalde yo siempre le pedía permiso para consultar los fondos del Archivo Municipal o los libros del Registro Civil y él, con la campechanía que le caracterizaba, siempre me contestaba: “estas dejao”; cuando una técnica archivera de la Mancomunidad vino a clasificar los fondos del Archivo Municipal y vio la recopilación que yo había hecho en un CD de documentos de los siglos XVII y XVIII le dijo a Julio que era un gran trabajo que les facilitaría a ellos el suyo, y él les contestó que lo había hecho un “buen muchacho” como él me solía calificar en tantas ocasiones. Valga también como otra anécdota graciosa cuando encontré en el Archivo Municipal un documento del siglo XVIII en el que un vecino de Granátula pedía ser aceptado como vecino de Valenzuela, debió darle tanta lata al administrativo del Ayuntamiento, a Francisco, granatuleño también, con el dichoso documento, que otro día cuando fui al Ayuntamiento a realizar un trámite meramente administrativo me dijo riendo: “a otra vez que subas al Archivo Histórico no le des a Julio documentación subversiva”, y es que Julio siempre estaba de buen humor.
La última vez que converse con el sobre Historia fue cuando le pedí que me hablara sobre Valenzuela a principios del siglo XX, había hecho un reportaje fotográfico para el grupo de Historia de Castilla La Mancha que tenemos en Facebook y quería contrastar algunos datos y dudas que me habían surgido al hacerlo, como siempre él se mostró encantado de ayudarme y como siempre fueron unos momentos muy gratos charlando en su casa, donde por otra parte es una delicia contemplar la cantidad de fotos antiguas que tiene, quedamos en que otro día iría para seguir charlando, continuaríamos donde lo habíamos dejado y seguiríamos hablando sobre la Guerra Civil en el pueblo, un tema que me apasiona, además le comenté que había ido por el Archivo Histórico Nacional en Madrid y estaba a punto de completar la lista y el árbol genealógico de todos los titulares del Señorío de Valenzuela y los Marqueses de Torremejía, desde el siglo XV hasta la actualidad, y que cuando lo tuviera acabado donaría un ejemplar al Ayuntamiento, el se mostró entusiasmado con la idea. Pensé que aún me quedarían muchos ratos que pasar en su compañía y mucho de lo que charlar con él, sin embargo no fue así, la desgracia fue tan repentina que en cuestión de una hora supe de su enfermedad y me enteraba de su fallecimiento, noticia que dejó consternado a todo el pueblo.
Hay un proverbio africano que dice que “cuando muere un anciano se quema una biblioteca”, Julio quizá no era aún un anciano, al menos no tanto como para dejarnos, pero en su caso el proverbio se cumple por todo lo que sabía, a parte de despedir a una gran persona que por su forma de ser se hacía querer por todo aquel que tenía ocasión de conocerle, con Julio era interesante charlar porque siempre se aprendía algo nuevo, el te demostraba que era posible entenderse y llevarse bien con todo el mundo al margen de diferencias o distinciones políticas y que había que ayudar y apoyar siempre a los que más lo necesitan como el mismo demostró siendo alcalde y concejal, los que tuvimos la suerte de conocerle y trabar amistad con él le echaremos mucho de menos, ha dejado un vacío enorme en nuestros corazones, yo personalmente le estaré además eternamente agradecido por todo lo que me contó y me enseñó sobre el pueblo, sobre nuestro pueblo. La vida sigue pero el recuerdo queda.

Hasta siempre amigo, descansa en paz.

2 comentarios:

  1. Muchas gracias Maximo. Nos ha hecho mucha ilusion a toda la familia leer esta entrada tan emotiva.

    La familia de Julio

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