Un 21 de agosto como hoy, pero de 1844, se reúnen en el Ayuntamiento la corporación municipal, con el entonces alcalde D. Tomás Almodóvar López a la cabeza, y el cura párroco, D. Francisco Vizcayno, y se lamentan de que:
"La única hermita que hay en esta villa, bajo la advocación del Santísimo Cristo de la Clemencia, se halla arruinada en el cuerpo de ella y próxima a sufrir igual suerte su capilla mayor".
Por lo que deciden que:
"No debiendo tolerar sus mercedes se acabe de consumar su total destrucción tanto por el obsequio que se merece tanto la imagen cuanto por la necesidad de dicho templo que en un lance imprevisto pudiera venzer, acordamos que para reparar en lo posible cuanto va indicado, se abra una suscripción voluntaria entre estos vecinos que serán convocados a la Sala Capitular a hacer las ofrendas que a bien tengan".
La ermita seguramente se encontraba en ruinas por la penuria de los tiempos, no debemos olvidar que a principios de este siglo se dio la Guerra de la Independencia contra los franceses, y acababa de finalizar la etapa más cruenta de las Guerras Carlistas.
La suscripción popular se abrió 4 días más tarde, el 25 de julio, además, se nombró para ello una junta que salió ese mismo domingo (28 de julio) por las calles de la población invitando al vecindario a participar y poder reunir así los fondos suficientes.
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