Tal día como hoy, un 27 de febrero, pero de 1777, se juzgó en la Chancillería de Granada un curioso hecho ocurrido en Valenzuela, y que me encontré en un documento del Archivo Municipal.
En aquella época, lógicamente, la justicia era distinta y más dura que hoy en día. Para mantener el orden existía desde el tiempo de los Reyes Católicos la llamada Santa Hermandad, una especie de cuerpo de policía de la época organizada en cuadrillas y gobernada por dos alcaldes que iban rotando cada seis meses. Los cuadrilleros de la Santa Hermandad perseguían y apresaban a los delincuentes, iban armados y su uniforme era un chaleco que dejaba ver las mangas verdes de la camisa (como podemos ver en el azulejo de la foto), de ahí viene el famoso dicho popular de "a buenas horas mangas verdes", por la fama que tenían de llegar siempre tarde cuando se les requería, a la escena del crimen o a apresar algún malhechor.
Además, España tenía ciudades en el norte de África - como Ceuta, Melilla, Orán, Argel - que eran utilizadas como presidios para los delincuentes más peligrosos.
Pues bien, cierto día de noviembre de 1776, llegaron a Valenzuela unos cuadrilleros de la Santa Hermandad con tres presos que llevaban al puerto de Málaga para embarcarlos hacia África. Pidieron hacer noche en nuestro pueblo, pero el entonces alcalde, Agustín Francisco García dijo que la cárcel del concejo era muy pequeña y que se volviesen a Pozuelo. Tras una discusión, no les quedó más remedio que volverse a Pozuelo, con tan mala suerte que en esta villa vecina y por un descuido se fugaron dos de los presos.
El alcalde de la Santa Hermandad denunció en la Chancillería de Granada al alcalde de Valenzuela por este hecho, y el 27 de febrero del año siguiente fue condenado a pagar 40 ducados de multa.
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