Un día como hoy, 7 de Septiembre, pero de 1627, en pleno siglo del Barroco, ocurrió un hecho en Valenzuela que pone de manifiesto las frecuentes luchas por el poder en el Antiguo Régimen entre las distintas instituciones que había entonces. En concreto una pugna entre los Señores de la villa de Valenzuela (los Zúñiga) y el Concejo o gobierno local.
Recordemos que Valenzuela era Señorío desde 1554, cuando el rey Felipe II vendió su jurisdicción a Diego Alfonso de Madrid, un converso enriquecido y regidor perpetuo de la ciudad de Almagro (hijo de Marcos de Madrid, tesorero de la Orden de Calatrava).
Los señoríos eran un sistema de gobierno propio del Antiguo Régimen por el cual el rey traspasaba el poder político y judicial, o parte de él, sobre un determinado territorio (podía ser una aldea, una villa, o varias de ellas, incluso una provincia actual entera, valga como ejemplo el señorío de Vizcaya) a un particular o a una institución. Se trataba de un sistema de "soberanía compartida" en el que normalmente el titular del Señorío o Señor no tenía todo el poder, la Corona siempre se reservaba algunas competencias importantes. El Señorío ha sido considerado como un resquicio feudal y medieval en la España moderna.
Los territorios podían ser de realengo (si dependían directamente del rey), de señorío nobiliario (si el titular del Señorío era un noble, como es el caso de Valenzuela) o de señorío eclesiástico (cuando el titular era un clérigo o una institución religiosa). El Señor no tenía por qué ser una persona particular, podía ser una institución, así por ejemplo, la comarca de los Montes de Toledo se llama así porque fue señorío del concejo de esta ciudad, los territorios de las Ordenes Militares también eran señoríos de esta institución.
Los titulares de Señorío ostentaban el gobierno y jurisdicción sobre los habitantes de ese territorio y disfrutaban además de rentas, impuestos y monopolios (ejemplos de monopolio podían ser un molino, un pósito, una almazara...etc.). Además, nombraban o daban la vara a los alcaldes y cargos del concejo (eligiéndolos ellos mismo o - como es en nuestro caso - una vez ya elegidos).
Valenzuela, podemos decir, que pasó de formar parte del señorío de la Orden de Calatrava a convertirse en un señorío particular cuando fue vendida su jurisdicción por Felipe II. Descendiente del primer Señor de Valenzuela, Alfonso de Madrid, fue el hidalgo almagreño D. Francisco de Zúñiga, que entre sus prerrogativas tenía el derecho de cobrar el valor de las "hierbas" (pastos) de las Dehesas pertenecientes al Concejo.
El año que nos ocupa, los alcalde ordinarios de Valenzuela, Pedro Martín Prieto y Pedro López de Gonzalo López, habían arrendado la Dehesa de las Canteras (actual Cerro de San Isidoro) y la Dehesa de Cerro Morenillo al labrador almagreño Antonio Súarez, para que pastase sus rebaños de ovejas, por el precio de 600 reales.
D. Francisco de Zúñiga dijo que esos 600 reales eran para el concejo de la villa, pero qué a él, como Señor, debían además pagarle 120 maravedíes.
El Concejo se niega y dice que se ha hecho bien el remate de los pastos.
D. Francisco de Zúñiga apela entonces a la Chancillería de Granada, pero ésta, lejos de defender sus pretensiones, da finalmente la razón a los alcaldes y condena al Señor de la villa a pagarle 1.995 maravedíes en concepto de costas procesales. Le salió por tanto más caro el juicio que lo qué pretendía conseguir.
Este hecho demuestra que el poder de los Señores no era absoluto ni infalible, y que existían instituciones que salvaguardaban los derechos y la autonomía del poder local y ponían freno a los excesos y ambiciones de una nobleza poderosa e insaciable.
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