Un día como hoy, 4 de mayo, pero de 1716, las autoridades del concejo de Valenzuela de Calatrava toman medidas para evitar algo que debía se usual en la época, los enfrentamientos y conflictos entre los hermanos de distintas cofradías religiosas. Los documentos cuentan como los hermanos cofrades de unas y otras hermandades discutían entre sí, y se oían "voces en la iglesia" entre ellos, al entrar o salir la procesión, y se las acusaba de ser "irreligiosas" y actuar "como banderías", muchas veces controladas por los poderosos del pueblo.
Las dos cofradías más importantes en el siglo XVIII y que más rivalidad mantenían entre sí, eran la de la Vera Cruz (fundada en 1552) y la de la Esclavitud del Santísimo Sacramento (1696).
La Hermandad de la Vera Cruz era de carácter popular, podía ingresar como hermano cualquier persona que quisiera, se pagaba poco, y además hacía una importante labor social ayudando a los hermanos con menos recursos, sobre todo cuando estaban enfermos, o sufragaban los entierros de pobres.
En cambio, la Hermandad de la Esclavitud del Santísimo Sacramento era más elitista. Para ingresar en ella como "esclavo" - que es como se llamaba a sus miembros - se debía pagar más dinero, además, y hasta finales del siglo XVIII, no admitía a las personas que trabajaban en "oficios mecánicos" (como la artesanía y el comercio, considerados oficios "viles"). Era la Hermandad que atraía a los llamados labradores, propietarios de tierras, las autoridades tanto civiles (alcaldes y regidores) como eclesiásticas (los curas párrocos) también solían ingresar en esta Hermandad.
Salvando las distancias y "mal comparado", en una sociedad tan religiosa como la de la época, en la que la Iglesia lo era todo, las hermandades y cofradías cumplían un papel parecido al que juegan hoy los partidos políticos, las asociaciones, o incluso, los clubes o peñas de los equipos de fútbol.
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