La trágica situación que hemos vivido en estos últimos años debido al Covid-19 no es nueva, e incluso en épocas pasadas las epidemias y propagación de enfermedades, en el seno de sociedades pobres y con escasos medios, fueron incluso peores.
En nuestra comarca se conocían como "pestilencias", y desgraciadamente nunca se daban solas, sino que solían estar acompañadas, o más bien, acarreaban, otros males, como las hambrunas (años de malas cosechas o sin gente para trabajar el campo), las plagas de langosta (que asolaban los campos, sobre todo en años de sequía) e incluso las llamadas "fiebres tercianas" (paludismo, que se daba especialmente en zonas de agua estancada). En los documentos de los archivos encontramos la expresión "penuria de los tiempos" para referirse a este tipo de episodios catastróficos.
Como los avances en ciencia y medicina eran aún muy pobres y la sociedad era muy religiosa y supersticiosa achacaban estos males a la voluntad divina, a castigos por los pecados, y les hacían frente recurriendo a la expiación, a la religiosidad popular, es decir, con promesas, votos, procesiones o rogativas en los que pedían la salvación o al menos la intersección de determinadas devociones religiosas, fuesen santos, cristos o vírgenes.
En Valenzuela hubo una de estas "pestilencia" en tiempos pasados, no se especifica fecha, y los vecinos del pueblo hicieron un voto (rogativa) a Santa Marina, que debió surtir efecto pues la devoción a esta santa y la fiesta por este voto pervivió hasta el siglo XVII. Desconocemos a que pandemia se refiere esta "pestilencia", pudo ser la epidemia de peste negra del siglo XIV, o bien, otra gran epidemia que se dio en nuestro país a principios del siglo XVI.
Esta última, se documenta en Valenzuela en 1507 - aunque Fray Juan de Valenzuela, en su libro, la sitúa un año antes -. Asoló toda la Mancha desde el Tajo hasta Sierra Morena, cebándose sobre todo en el Campo de Calatrava. Las zonas en torno a Ciudad Real, y el triangulo formado por Almagro, Carrión y Daimiel, perdieron más de la mitad de su población.
En Valenzuela la gente que no murió, salió huyendo, y el pueblo quedó solo con 13 vecinos (familias). Las consecuencias fueron también políticas: al quedarse el pueblo casi deshabitado, el concejo de Almagro aprovechó para reclamar que en tiempos pasados Valenzuela había sido aldea suya, la Chancillería de Granada le dio la razón y los pocos valenzoleños que había no pudieron pleitear (los juicios eran muy costosos) perdiendo así Valenzuela su jurisdicción.
El título de villa, y sus correspondientes privilegios, no se recuperarán hasta 1538, mientras que la población tardó más tiempo en recuperarse. En 1750, Fray Juan de Valenzuela dejó escrito que su pueblo tenía solo 200 vecinos (familias), echando la culpa de ello a los efectos de las pestilencias de 1506 y a los pleitos a partir de 1660, sin embargo, no menciona la formación del Señorío en 1556 (el despotismo del primer Señor de Valenzuela, Diego Alfonso de Madrid, también provocó la huida del pueblo de mucha gente).
Fray Juan escribe que "muchas familias abandonaron (la villa), y no las de menos lustre". Desconocemos a donde emigraban. En Moral de Calatrava, a raíz de esta peste, se documenta una importante emigración hacia la zona de la Mancha, concretamente a Argamasilla de Alba, es probable que los valenzoleños también se dirigieran a esa comarca puesto que era una zona rica en cereal y donde los efectos de la crisis fueron menores (he encontrado algunos valenzoleños de aquel entonces afincándose en Tomelloso).

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